Criogenización: Origen y Concepto


Introducción a la criogenización

Desde que el hombre es hombre se pregunta insistentemente en sus momentos de reflexión y máxima racionalidad, cuál es su verdadero origen como ser humano y cómo se explica el misterio de la vida y quizá más aún, el de la muerte. Para los practicantes ortodoxos de las distintas religiones es posible que resulte bastante más fácil, ya que delegan la explicación de todo el misterio a la mano de su Dios.

Sin embargo, para la inherente e insaciable necesidad de exploración y descubrimiento que caracteriza a la raza humana, y sobre todo a los sectores de la investigación científica y médica, la máxima de la vida eterna, sostenida, mantenida, divulgada y creída fielmente por los creyentes de gran parte de las religiones, no es suficiente para derrumbar las sólidas barreras del escepticismo. Éste escepticismo está basado en la incertidumbre, que más allá de las firmes creencias, reaparece con cierta fuerza en muchos mortales, y con tremenda arremetida en otros que están empecinados u obligados a encontrar respuestas creíbles a los interrogantes más profundos del cerebro y del alma humana.

Es a través de esta inclaudicable búsqueda, que el cerebro humano encuentra alternativas ante algo tan irreversible y doloroso como la muerte; éstas alternativas también se exploran e investigan en profundidad así como el mismo objeto que desembocó en ellas.

Definición de criogenización.

Sobre esta predisposición neuro-psicológica y biológica del ser humano, nace la denominada criogenización, entendida como la técnica que permite mantener a un cuerpo legalmente muerto, tanto humano como animal, bajo condiciones de cuasi-congelación a fin de que en un “momento oportuno”, se pueda reanimar con la esperanza de que inicie una nueva vida, posiblemente, eliminando o atenuando en gran medida, las causas que causaron su muerte pasada. De hecho, la criogenización tiene como objetivo primordial ganarle la partida al tiempo, y con esto, permitir que la ciencia avance y descubra la “cura” de múltiples males, mientras aquellos que los padecieron y perecieron por ellos, esperan en un estado de conservación mediante frío extremo. Etimológicamente, la criogenización tiene su raíz en el término griego criónica, que significa criopreservar, es decir, evitar el desgaste progresivo de un organismo sin vida, desde el punto de vista legal pero no biológico.

El objetivo fundamental de preservar el cerebro

El principal argumento en el que se basan los criogenicistas para defender el posible éxito de la prueba, es que conseguirían mantener las funciones vitales de la estructura biológica cerebral, considerada como la más relevante para la instancia de reanimación. Agregan que esto se logra administrando y provocando el tránsito y acumulación de grandes concentraciones de crioprotectores, lo que sería suficiente para proteger a la estructura cerebral de las lesiones que irremediablemente se producen en un estado de muerte natural. La preservación de las áreas cerebrales que contienen la memoria, la personalidad y la identidad son esenciales para que, de concretarse la pretendida reanimación, ese ser humano siga siendo esto y no un vegetal. Por esta causa, resulta vital para los criogenicistas estar en guardia permanente y mantener alejada la posibilidad de la denominada “muerte teórica de información”. Esta muerte implicaría la destrucción del disco rígido humano, sin el cual sería imposible aspirar a alguna esperanza de “resucitación”.

Es entendible que los investigadores y practicantes de la criogenización, tengan como objetivo primordial de preservación al cerebro, puesto que, si bien un organismo no puede funcionar sólo con él, el cerebro es la verdadera CPU de gran parte de las funciones vitales de un cuerpo con vida. Asegurar que los circuitos neuronales del cerebro sigan emitiendo señales y reservando información vital relacionada con la conciencia, aumenta considerablemente las posibilidades de que un cuerpo supuestamente “resucitado” o implantado, reciba alguna señal que le proporcione ciertos indicios de que puede volver a funcionar como un cuerpo vivo.

Del mismo modo que para un procedimiento tan común y cotidiano como un análisis de sangre, se necesita un microscopio, y para hacer una endoscopía, una manguera con cámara en el extremo, para un ejercicio tan complejo como la criogenización también es necesario un instrumento, bastante sofisticado, llamado Vaso Dewar, una especie de termo gigante en el que se albergan los cuerpos sometidos a Nitrógeno líquido, que es el que proporciona las temperaturas extremas.

2 Formas de criogenizacion

La criogenización se puede llevar a cabo de dos formas distintas:

de cuerpo entero: La persona sin vida es introducida en el tubo Dewar y se la somete al nitrógeno líquido dejando que este actúe como conservante de todo el organismo y a largo plazo (refiriéndonos a años).

neuro-preservación: se somete al proceso de criogenización sólo el cerebro del paciente separado del resto del cuerpo. Los defensores de esta opción aducen que, además de ser éste la parte vital a preservar por lo explicado anteriormente, es más económico y más fácil de trasladar.

Por supuesto, como todo lo que atañe y rodea a la criogenización, esta segunda opción también ha generado reacciones y debates entre detractores y defensores.

Ahondando en lo anterior, hay que decir que la neuro-preservación es una opción especialmente “atractiva” para los adeptos a la criogenización, pero en términos económicos, ya que el tratamiento del cráneo únicamente, reduce en aproximadamente un 50% los costes, que de por si, no están al alcance de todos. En capítulos siguientes se profundizará este aspecto tan polémico para muchos, y para los que sostienen que la criogenización es sólo un negocio, pasa al campo de lo indignante.

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